lunes, 19 de marzo de 2012

La delgada línea que separa la empatía de la humanización

Últimamente me estoy dando cuenta de que para algunas persnas la frontera entre "empatía" y "humanización" es bastante confusa. Yo lo tengo bastante claro: empatía: ponerme en la piel del perro; humanización: poner al perro en mi piel.
Parece simple ¿verdad? pues por alguna razón hay gente que sigue creyendo que su perro es una personita que camina a 4 patas. Y no digo que esto sea algo malo. Yo a menudo lo hago. Es divertido. Eso sí, sabiendo y teniendo muy claro que no es más que un "juego". Pero en la mayoría de los casos es peligroso y negativo.

Tendemos a humanizar a nuestros perros para atribuirle lo peor del ser humano: culpas, rencores, envidias, celos...

Alguien que humaniza a su perro todo el tiempo, está pasando por encima de toda comunicación posible con su mascota. Por mucho que alguien se esfuerce, no creo que haya nadie en el mundo capaz de enseñar a hablar "persona" a un perro. En cambio, al empatizar (o intentarlo) hacemos justo lo contrario: nos preocupamos en averiguar su lenguaje, sus emociones, sus gustos... Conocemos al animal. Y es necesario conocerlo para poder empatizar bien. No me vale eso de "mi perro no come espinacas porque a mi no me gustan" (es un simple ejemplo).
Posiblemente, empatizar requiera un esfuerzo mucho mayor que humanizar. De hecho, humanizar no requiere ningun tipo de esfuerzo. Pero en cambio, la relación con la convivencia es proporcionalmente inversa: alguien que personaliza/humaniza a su perro, probablemente tenga más problemas y conflictos en su convivencia que alguien que empatice con él.

Además, empatizar nos reporta grandes beneficios y conocimientos. Tanto de nuestro perro como de los perros en general. Diría que incluso del mundo animal, y yendo más allá, nos aporta un conocimiento de nosotros mismos. Podemos vernos (o aproximarnos) como nos ve nuestro perro. Eso a mi me ha hecho mejor persona (y no digo que sea una buena persona, simplemente antes era muy malo, y ahora solo malo).
Por otra parte, con frecuencia me encuentro con gente que me dice que por mi manera de tratar a los perros los humanizo. Curiosamente eso me lo dice gente que alardea de ser el líder de su "manada-hibrida-casera".

Olvidándome ya de propietarios y particulares, me da cierta rabia que un adiestrador "clasico" (o tradicional, o mixto como se hacen llamar ultimamente) me diga que humanizo a los perros por trabajar desde el respeto. ¿sabeis eso que dicen de que vemos la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el nuestro? Pues bien, esta gente no se da cuenta de eso. Quizá sea un errático concepto de empatía el que les rige las ideas, pero eso no es excusa para tratar de determinadas maneras a un animal. El adiestramiento "clasico" es, bajo mi punto de vista, el que humaniza a los perros. Los sitúa en escalafones sociales inventados y creados por el humano. Como no podia ser de otra manera, el humano está por encima de todos. Eliminan o ignoran en sus sistemas de adiestramiento el lenguaje del perro e intentan imponer el lenguaje humano (a veces incluso les enseñan idiomas). Utilizan la fuerza, los gritos y la imposición para conseguir determinadas acciones o respuestas... a mi esto me recuerda más a un núcleo familiar humano en el que los padres intentan "controlar" a sus hijos preadolescentes y rebeldes.

Es gracioso que aquellos que me acusan de humanizar al animal no se den cuenta de que es justo al contrario. Y lo peor es que ellos humanizan de manera inconsciente, sin tener en cuenta los efectos y las consecuencias.
Debe ser un gran defecto del ser humano, o una carencia. No lo sé. Pero es muy cierto que tendemos a humanizar a todo bicho viviente. Creo que nos hubiera ido mejor, y nos iría, si en lugar de humanizar nuestro entorno, intentaramos empatizar con él, y aprender.