miércoles, 29 de agosto de 2012

SEMINARIO: INICIACIÓN AL COMPORTAMIENTO ANIMAL CON CLICKER SISTEMA CAP. MULTIESPECIE.

Ha sido un fin de semana increíble. Muy intenso. Desde que llegué al parque Rio Safari de Elche el viernes hasta que cogí el tren de vuelta a casa el domingo, no he parado de aprender y de disfrutar.
Empezamos el viernes con un poco de teoría de la mano de Jose Luís y Almudena de Dogstar. Empezamos el curso, nos presentamos y nos dividimos en grupos de dos para trabajar. Algo tan básico como que los animales que allí veríamos, algunos de los cuales ibamos a tener ocasión de conocer de cerca, no son perros ni gatos puede parecer una tontería, pero no lo es. Tenemos una tendencia casi incontrolable a achuchar y/o acariciar a todo bicho viviente. Lo hacemos entre nosotros. Debe ser herencia de nuestros ancestros ya que en algunas especies de primates también se observan estos gestos en su vida social. Pero la cuestión es que ninguno de los animales con los que íbamos a tratar era siquiera algo cercano a nuestros parientes. Bien es cierto que había cerdos y burros, pero en su mejor y más estricto sentido de la palabra. No había políticos, banqueros ni nada parecido en esos recintos...




En el parque había animales de todo tipo, de todos los tamaños. Lo primero que aprendí fue a hablar de ellos con propiedad. No son animales salvajes. Son animales silvestres en cautividad. Aunque quizá también parezca una nimiedad, creo referirse a ellos como es debido ayuda al cerebro a tratarles como se merecen. Cabras, cerdos, dromedarios, jaguares, lemures, gallinas... todos distintos y parecidos a la vez. A continuación, paso a describiros experiencias vividas con algunos de ellos.

ENRIETTA

Acostumbrado a tratar con perros, mi primer fiasco llegó con Enrietta. Enrietta era una pájara exótica. No recuerdo su especie pero puedo describirla (pido perdón a los expertos y entendidos en este tipo de aves). Era de tamaño medio-grande. Parecida a un loro pero algo más grande. Mismo tipo de pico y plumaje. Pues bien, el primer día traté de presentarme a Enrietta sin demasiado éxito. No pretendía ser su mejor amigo nada más empezar, y conseguí que tolerara mi presencia e incluso me pidió que le rascara el cogote. Quizá fue porque me agaché al acercarme, quizá porque intentaba moverme lenta pero constantemente para que no se notara en exceso mi nerviosismo (era consciente de ello y lo hacía a proposito, ya sabeis, comportamientos de desplazamiento :P). La cuestión es que Enrietta fue mi primera lección: intenté caerle bien dándole pipas y cacahuetes, pero no cogió nada. Cuando estaba a punto de desistir, agachó su cabecita y me ofreció el cogote, ocasión que aproveché para hacerle unos mimitos. Por lo tanto, lección 1: para un ave, la comida tampoco siempre es el mejor reforzador; lección 2: ser consciente de mi cuerpo y de mis movimientos me ayuda muchísimo en un acercamiento, pero puede resultar perjudicial si llega a convertirse en una obsesión.

SONIA Y SELENA

Otra de las experiencias que más me gustó fue con Sonia y Selena, dos leonas. Los primeros en llegar a la valla del recinto fueron Alex y Juanjo, los dos profesores del curso. Como a ellos ya les conocían, las leonas empezaron a ofrecer una serie de comportamientos que podrían ser interpretados como "cariñosos" hacia ellos. Emitían algo parecido a un ronroneo y se restregaban por la verja en busca de caricias. Al ver la reacción que tuvimos todos ("ooooooohhhh que monaaasss, son como gatitas...") Alex y Juanjo pidieron un voluntario. Como en muchos cursos, cuando piden un voluntario me gusta salir. Es una manera de aprovechar un poco más la experiencia. Luego os comentaré la diferencia entre cuando piden un voluntario y cuando hay que hacer algo uno por uno. Total, que me ofrecí de voluntario con mis chanclas y todo. Me explicaron que tenía que correr paralelamente a la verja de las leonas para así "darles juego". En seguida que me coloqué, supe que iba a ser muy divertido. Se trataba del juego del pilla pilla en versión presa. Obviamente yo era la presa pero una doble verja metálica me mantenía a salvo. Aún así, cada vez que cambiaba de dirección o miraba hacia atrás veía las dos cabezas siguiéndome y las enormes garras pegadas a la verja. Fueron unos segundos, pero os puedo garantizar que fue una experiencia increíble. Nada más empezar a correr se me rompió una de las chanclas, por lo que tube que correr descalzo. Pero la adrenalina y la emoción del momento me permitieron seguir corriendo sin notar nada en el pie (el suelo era de tierra y piedras).
Al rato, uno por uno fueron pasando todos acercandose a las leonas. A todos les permitieron acercarse e incluso hubo a quien se les ofrecían para caricias (nada parecido en intensidad al comportamiento que mostraban con Álex o con Juanjo). Yo me esperé al final, pasaron más de 10 personas delante de mí y unos minutos, pero Sonia y Selena me reconocieron en seguida que me acerqué a la verja. Cambiaron su postura y su actitud, diría que incluso la mirada. Quizá me veían como la presa que les hizo correr, no me hubieran dado la oportunidad de acercarme demasiado, pero para mí, eso es un cumplido. No pretendía hacerme amigo de Sonia y Selena, pero sí me encantó poder servirles de entretenimiento durante un ratito.

PEDRO Y ROGELIO

Los jaguares (Pedro y Rogelio) también me impresionaron mucho. Por más que lo intentara, era imposible tranquilizarse del todo cuando estabas cerca de uno de ellos. La mirada, los movimientos, las patas... todo era mucho más impresionante de lo que me había imaginado. Muy tranquilos, casi rozando la "pachorra", ambos jaguares se mostraron muy participativos y nos indicaban perfectamente cuando hacíamos algo bien o mal. Una de las grandes diferencias, para mí, entre los perros y cualquiera de estos animales es que en una conversación (adiestrar, educar y entrenar no es más que una conversación entre humano y animal) el perro puede perdonar muchos errores y a veces pasan por alto la mala educación humana. En cambio, si te equivocas con un jaguar lo pagas. Ya sea en forma de miembros desgarrados (si eres torpe) o en forma de una sesión de entrenamiento mala y poco frutífera. Si le pides algo de manera poco adecuada, si le premias de forma incorrecta, si le castigas por prestarte atención... todo lo pagas. Quizá un error haga que durante dos semanas (o más) no puedas entrenar con ellos. Un perro es más permisivo. Perdona muchas más cosas, debido probablemente a que conviven con nosotros.

ATHOS

Athos es un "jirafo" que está enamorado de un "zebro". Sí, se que no estoy hablando con propiedad y que debería decir "zebra macho" y "jirafa macho", pero es que así es más cómodo.
Athos convive en su recinto con una zebra y con un zebro, y parece que en los últimos meses se ha despertado en Athos algo que hace que quiera conquistar al zebro. Desde que cupido le visitó, no parece estar muy participativo con la gente y se dedica a seguir a su enamorado por todo el recinto. Es curiosa la expresión que pone Athos cuando le llamas a lo lejos levantando los brazos. Te miraba y automáticamente buscaba al zebro. Seguramente chequeaba desde lo alto a ver si llevabas algo rico que realmente le mereciera la pena. Y contra el amor, es dificil encontrar algo más estimulante.

BABATI

Babati es una elefanta de unos 4500 kgs de peso y de 39 años de edad. Quizá esto no nos diga demasiado, pero son datos interesantes para contaros lo que viene a continuación.
La edad la considero importante porque, pese a no saber la edad exacta de Alex (su hermano humano), sé que se criaron practicamente juntos desde pequeños. La historia de Babati es realmente conmovedora, y lo es todavía más cuando ves en lo que se ha convertido. Digamos que, de no haber sido por la familia de Alex, a Babati le hubiera esperado una vida muy distinta.
La relación entre Babati y Alex es extraordinaria. De lejos se ve lo que ambos disfrutan estando juntos. Una de las cosas que Juanjo, Alex, Almudena y Jose Luís nos dejaron claras desde el principio es que primero hay que conocer la especie, luego hay que conocer al individuo. De poco sirve conocer una especie si no conocemos al individuo que tenemos enfrente, o a la inversa. Cuando estubimos frente a Babati lo vi claro. Ella no es una elefanta (que también). Ella es Babati, la hermana elefanta de Alex.
Vimos la exhibicion de ambos, de la que disfruté como un niño. Babati y Alex realizaron una serie de ejercicios que, además de ser bonitos y vistosos para el show, tenían un sentido práctico.

Una vez acabada la exhibición, pasamos a una sala con Babati. Mientras Alex nos explicaba todo lo referente a los elefantes en general y a Babati en particular, ella intentaba "jugar" con Jose Luis y conmigo, que éramos los que estábamos más cerca de ella. Alargaba su trompa y nos inspeccionaba. Con una delicadeza extrema, acercaba la trompa a los brazos y a las manos (supongo que en busca de manzanas). Al rato, Alex nos permitió acercarnos uno por uno a Babati, y ahora os explico la diferencia entre cuando piden un voluntario y cuando hay que hacer algo de uno en uno:
  • Cuando en un curso piden un voluntario, normalmente me ofrezco por varios motivos. El primero y más egoísta es que si piden hacer algo, lo hago. Pueden ocurrir dos cosas: que lo haga bien o que lo haga mal. yo salgo para hacerlo mal, así me equivoco y aprendo un poco más.
  • Cuando hay que hacer algo de uno en uno, me suelo esperar al final para asi analizar un poco lo que hacen los demás y en mi turno trato de hacer algo distinto. Esto me vino muy bien con Babati.
Efectivamente, esto me ayudó muchísimo con Babati. Yo estaba al final de la cola. Pasaron diez personas por delante de mi, las cuales fueron inspeccionadas por Babati. Algunos consiguieron interactuar un poco con ella y otros no tubieron tanta suerte.

Alex ya nos había explicado sobre la sensibilidad de los elefantes, y de Babati en particular. Unos segundos antes de mi turno, pensé en lo que quería conseguir con Babati. Un simple "hola" me hubiera gustado. Y entonces caí en la cuenta de que nadie (o casi nadie, porque creo recordar que una persona sí le habló) había intentado hablar con ella. Yo había comprobado por otras experiencias que hablar me tranquiliza a mi mismo, y recordé como un flash una frase de Alex cuando le pregunté: "¿Es cierto que hablarle a un caballo es bueno?" a lo que él me contestó con otra pregunta: "¿tú crees que es malo? ¿crees que le perjudica en algo?".
Enseguida me tocó acercarme a Babati, le saludé y tras inspeccionarme me brindó una sorpresa y un gran regalo. Me rodeó una mano con su trompa y tiró muy suavemente hacia ella, en un intento de acercarme. Yo, entre emocionado e impresionado (recordad que es un animal de 4500 kgs y yo soy uno de apenas 60 kgs) me quedé quieto, con lo que la elefanta retiró su trompa de mi brazo. Al momento, Alex me dijo lo que estaba sucediendo, y me dijo que me quedara quieto porque Babati volvería a intentarlo. Así fue, la trompa de Babati volvió a rodearme la misma mano con extrema suavidad y esta vez me dejé guiar por ella y por Alex. Tras colocarme junto y casi debajo de la elefanta, le rasqué la barriga durante unos segundos, que para mí fueron geniales (espero que para ella tambíen :P) y me retiré, aun emocionado.
No sé qué le trasnmití exactamente a Babati, o si simplemente le picaba la barriga y quería aliviarse, pero la verdad es que me marcó muchísimo ver que un animal tan inteligente, sensible y grande quiso que yo le rascara la panza.
Quizá no debería decirlo pero mientras Alex nos deleitaba con sus explicaciones, al principio de entrar en la caseta de Babati, yo me dediqué a observar al animal: sus gestos, sus movimientos curiosos con la trompa y sobretodo sus ojos. Me encantaron esos ojos gigantes color miel. Su mirada transmitía mucha calma y serenidad. Iba acorde a sus movimientos lentos y seguros.

Quizá esa observación mutua despertó en el animal curiosidad por conocerme mejor, no lo se. Pero lo cierto es que no desatendí en absoluto las explicaciones de Alex, y eso me permitió conocer mejor a Babati. Su historia, algunas de sus aventuras... y lo que más me gustó: saber que lo que Babati hacía en el show eran en realidad habilidades prácticas. Que Babati camine en línea recta, por ejemplo, tiene un sentido: mirar por el bienestar del animal y descartar problemas de salud que de otro modo serían muy difíciles de detectar, como por ejemplo problemas neuronales. También para detectar posibles fallos en las articulaciones debido al gran peso que soportan éstas. Ver como Babati levanta la pata y la posa en un tronco es increíble, pero ver luego que eso es un comportamiento que facilita los cuidados veterinarios de sus enormes "pies", de sus "uñas"... etc, es todavía mejor. Y así con todo.

He de decir que luego quedé bastante mal con Babati, porque cuando fue el turno de premiar su paciencia y despedirnos ofreciendole una suculenta manzana cada uno, me limité a enseñarle la manzana y colocarla dentro de su "boquita". Es lo que teníamos que hacer y es lo que hicimos todos, pero Babati creo que esperó algo más por mi parte porque cuando yo, presa de mis nervios y aun sin asumir lo vivido minutos antes con esa gigantona, le di la espalda para alejarme de ella, se quedó con la trompa levantada durante unos segundos más y al volverme de nuevo hacia ella vi como me seguía con su penetrante mirada...
lo siento pequeña, soy asi de torpe, espero que cuando volvamos a vernos me recuerdes y me des otra oportunidad...

"GEMA"

No podía acabar esto sin referirme a mi experiencia con "GEMA". Este es el nombre que le he adjudicado a la gallina con la que trabajamos mi compañera humana y yo. Casualmente, mi compañera humana se llama Gema, y como las conocí el mismo día y yo soy muy malo para los nombres, decidí llamar Gema a la gallina de forma interna para facilitar el trabajo a mi cerebro.

Trabajar con una gallina es algo que recomiendo a todo el mundo que se dedique, aunque sea lejanamente, a practicar clicker o a "enseñar" comportamientos a sus perros. Como he dicho antes, los perros perdonan muchos errores. Eso facilita mucho el adiestramiento y permite avanzar rápidamente con poca habilidad que se tenga. Juanjo y mi experiencia con Gema me enseñaron, entre otras cosas, que un animal simple no es un animal tonto, sino que es un animal que "simplemente sabe lo que quiere". Eso es casi el antítesis de un ser humano.

Realizamos varias sesiones de clicker con "Gema" durante el fin de semana. En todas ellas cometí muchísimos errores, de los cuales fui consciente casi al instante. "Gema" se dedicó a enseñarme durante todo el fin de semana. Me enseñó a moverme, a ser más rápido, más seguro... Ahora, cuando hago algo de clicker con Luna, resulta mucho más fácil. En sólo un fin de semana he aprendido mucho, porque he fallado mucho. "Gema" no tenía reparo en decirnos de manera descarada qué hacíamos bien y qué hacíamos mal.

La otra Gema, la humana, también me ayudó mucho. Me traducía al idioma "humano" algunos de mis errores y luego teníamos interesantes charlas constructivas. Has sido una entrenadora y una ayudante genial, Gema humana, me lo he pasado muy bien!

Seguiré contando más conforme vaya asimilando. Colgaré fotos y os explicaré algunas aventuras más. Los linces, los burros, los caballos... y todo lo aprendido aplicado a mi vida con Luna. Eso será una buena fuente de inspiración para futuras entradas, porque al fin y al cabo, un perro no deja de ser un animal doméstico en cautividad. Hay mucho que podemos hacer para mejorar nuestras vidas!

"La cautividad es injustificable, trabajar para mejorar el bienestar animal, es indiscutible"
Pilade Cristiany