domingo, 29 de septiembre de 2013

Presentació dels cursos 2013-14

Dijous passat vàrem presentar a Calafell els nous cursos per a propietaris de l'associació Gossos en Acció. La presentació va durar al voltant de dues hores aproximadament i ja van quedar establerts els grups que formaran cada curs. Aquest any, l'associació ofereix tres cursos: educació bàsica, educació esportiva i habilitats canines.


En el curs d'educació bàsica tractarem problemes de convivència, i cada classe anirà enfocada a problemes concrets. Les clàsses seran majoritariament teòriques, dins de l'aula, però també es realitzaran activitats pràctiques durant el curs per tractar els problemes de cada gos. Farem una classe setmanal que serà cada dilluns de 18h a 19h, i alguns dissabtes es plantejaran les activitats pràctiques.

Al curs d'educació esportiva la Marina Ordoño ensenyarà als alumnes a construir una sèrie de comportaments que més endavant ens permetran iniciar-nos en qualsevol activitat amb el nostre gos (agility, disc-dog, dog-dancing...) partint d'una base de comportaments ensinistrats (quiet, seu, dret...).

El curs d'habilitats canines està enfocat a aquells propietaris que ja tinguin una base d'ensinistrament amb el seu gos i que vulguin profunditzar més en aquest maravellós món. De la mà de l'Agustí Llagostera, els alumnes tindran oportunitat d'ensenyar comportaments nous i aprendrem a divertir-nos amb el nostre gos compartint una activitat molt gratificant i estimulant.

Tots els cursos tenen una durada de 3 mesos, fent una pausa en Nadal i continuant al gener. Per demanar més informació al voltant dels horaris i els preus dels cursos poseu-vos en contacte amb l'associació a https://www.facebook.com/gossosenaccio.associacio?fref=ts.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

DUELO DE NARICES

Este viernes os esperamos a todos en el polideportivo de Calafell. Como viene siendo habitual, la asociación Gossos en Acció participa y colabora en los eventos que organizan anualmente por estas fechas en favor de la lucha contra el Sindrome de Dravet.

Así pues, la asociación hará una muestra de varias disciplinas para amenizar la hora previa a la cena solidaria que organizan en el pavellón municipal. Será un espectáculo muy diverso, ya que podremos ver habilidades, disc dog y, sí, habrá exhibición de olfato canino.


Esta vez y como novedad contaremos con la presencia de un nuevo equipo canino-humano: Jose Maria y Duna. Lo que veremos el viernes es una pequeña muestra, en cláve cómica para hacerlo más entretenido, del trabajo que llevamos haciendo desde hace unos meses.

Jose Maria y Duna han llegado muy lejos trabajando juntos en los últimos meses pero... ¡Luna y yo no se lo pondremos fácil! jeje
Son dos perras excepcionales y seguro que nos hacen pasar un muy buen rato utilizando su olfato.
¿Quieres saber quien gana?

Será un gran duelo, un duelo DE NARICES!

martes, 20 de agosto de 2013

El perro sin nombre

Willy era un personaje muy particular. Mucha gente le odiaba por el simple hecho de existir. Él tampoco era demasiado amable con los demás. Era bastante grosero y antipático con la mayoría de gente. No se llevaba bien con sus vecinos y eso hacía que cada mañana despertara de mal humor y discutiese con alguien a las primeras de cambio.
Pero todo era distinto con su perro. Su relación era muy estrecha, Willy trataba a su perro como si de un camarada se tratase. Le hablaba, le contaba cosas y muchas veces lo utilizaba para insultar a alguien ("oye, ¿has visto a ese tipo tan asqueroso? se cree mejor que los demás porque va vestido con traje y lleva zapatos elegantes, y en realidad no es más que un trozo de...")

Conmigo Willy siempre se portó muy bien. Nunca me gritó ni me insultó por la calle. Y cuando no había nadie alrededor, me saludaba cordialmente. No me estrechaba la mano ni me sonreía, ¡faltaría más! Creo que nunca he visto sonreír a Willy (excepto cuando utiliza a su perro para burlarse de alguien). Un "Hola chico" era suficiente.

No me cruzaba con Willy diariamente, pero cada día surgía como tema en alguna conversación. Sus aventuras, sus historias, sus "logros", sus huidas de la policía... Era todo un personaje, sin duda. Para bien y, sobretodo, para mal.

Pero pocas personas se fijaban en su perro. Yo me preguntaba cómo una persona aparentemente tan irascible y malhumorada podía disfrutar de la compañía de un animal tan tranquilo y elegante. El perro no pertenecía a ninguna raza en concreto. Como decía Willy, era un perro de raza Perro. No tenía rasgos característicos de alguna raza concreta (por lo menos conocida) ni mostraba patrones de comportamiento muy marcados (de guarda, de pastor, de caza...).

Ambos vivían en la misma calle que yo en una casa de fachada descuidada, a juego con el jardín. Pero no vivían en la miseria, ni la casa se caía a pedazos. Yo creo que vivían muy bien. La casa cumplía las expectativas de los dos.

Un día pasaba por delante de su casa caminando y le vi en el jardín. Estaba cómodamente sentado, mirando un punto concreto de un árbol que se erguía a pocos metros por delante suyo. Entre Willy y el majestuoso árbol, echado sobre un costado y con la punta de la lengua fuera (pese a que tenía la boca cerrada), el perro. Me detuve un segundo para ver qué estaba observando ya que por la actitud de Willy parecía interesante y poco peligroso. No veía nada. Al mirar de nuevo a Willy me saludó con el clásico "hola chico" y le devolví el saludo. Su perro levantó la cabeza y sin mover el cuerpo, empezó a menear la cola. La cola sólo podía completar medio movimiento, ya que a mitad de recorrido se golpeaba contra el suelo. Esto no parecía importarle, y sirvió para que Willy sonriera y enlazara una frase totalmente nueva para mí: "chico, el perro se alegra de verte". No sólo era nueva, ¡sino que no era un insulto! No es que me esperara que Willy la tomara conmigo y empezara a insultarme, pero tampoco lo hubiera descartado.

Me dí cuenta de que llevaba casi media hora hablando con Willy cuando miré el reloj por primera vez. Sin haber sido consciente de cómo, había entablado una interesante conversación con uno de los personajes más "antisociales" del mundo mundial. Dio tiempo a hablar de mis estudios, de la situación laboral, de la sociedad... ¡hablamos de filosofía!

Cuando creí que había llegado la hora de irme le pregunté por el perro. No por su "raza", sino por el perro en sí. Hablamos sobre cómo había llegado a él. Me dijo que se presentó en su casa sin más. Un día fue a salir por la puerta y se lo encontró esperándole en la entrada. Sentado en la alfombrilla. Le miró a los ojos y parecieron entenderse. Willy necesitaba un amigo y el perro necesitaba un hogar. Así comenzaron su camino juntos. También hablamos sobre su temple, su sabiduría, su bondad extrema, su amistad incondicional, y todo eran alabanzas hacia el animal. Willy se deshacía en piropos, los ojos se le cristalizaban y su voz se quebraba cuando hablaba del perro. Entonces me di cuenta de que la gente no conocía a Willy. Y como un rayo, caí en la cuenta de que no sabía el nombre del perro. Willy no me lo había mencionado en ninguna ocasión durante la tarde. Le pregunté directamente, ya que creía haberme ganado suficiente confianza durante esa conversación como para permitirme ciertos "lujos". Su respuesta también fue directa: "- no tiene nombre, chico" y amplió su respuesta segundos más tardes:
"- llevo hablando contigo toda la tarde y no necesito saber cómo te llamas para saber quien eres, cómo eres y lo que piensas y opinas sobre ciertos temas. Tampoco necesito saberlo para saber que tu compañía me es agradable. Que tu conversación es entretenida y que tienes unas inquietudes emocionales de lo más habitual en un chico de tu edad. Todo eso no me lo dice tu nombre ¿sabes? Además, nombres hay muchísimos, pero aún así, todos se repiten. Yo creo que eso nos resta individualidad. Nos hace formar parte de un conjunto, llámalo X, y nos hace perder gran parte de nuestra esencia más pura. Un animal sin nombre es un Maestro de la Naturaleza. Chico, empiezan por ponernos nombres cuando no tenemos ni siquiera consciencia, y acabamos haciendo guerras contra nosotros mismos y matándonos sin saber por qué...
Yo no le deseo tanto mal a este granuja. De hecho, le deseo todo el bien del Universo. Es un maestro de vida, chico, todos lo son. Y no sólo los perros, no. También los gatos, los pájaros, las ratas... ¡lo son todos los Animales del mundo! Pero los perros son unos grandes sacrificados ¿sabes? Nadie, ningún animal que pretenda sobrevivir se acercaría tanto a los humanos como lo hacen los perros. Arriesgan sus vidas intentando cambiar la mentalidad "i-racional" de los humanos. Podría ponerte mil ejemplos, chico: perros que hacen payasadas cuando sus dueños están tristes, perros que intentan apaciguar discusiones familiares, otros que se juegan la vida ayudando a encontrar personas perdidas, u objetos extraños... hay miles de casos. Pero todos tienen nombres, ninguno es único. Por eso ninguno ha conseguido cambiar el mundo. Yo creo que el amigo aquí presente será el más grande de todos los perros. Hará lo que todos han venido a hacer, estoy seguro de ello. Aún le queda más de media vida por delante, y ya hace años que empezó la tarea."

Recuerdo que esa noche dormí fantásticamente bien. Me acosté con mil ideas dando vueltas por la cabeza, mil pensamientos a la vez. Yo creo que mi cerebro cayó rendido, y estoy seguro de que Willy tenía algo que ver en ello. Tanto era así que recuerdo haber soñado con la conversación de esa tarde, como si se repitiera la misma escena pero con una novedad, el perro hablaba. No recuerdo exactamente qué voz tenía ni qué decía, pero recuerdo que de vez en cuando metía baza en la conversación. La mayoría de veces coincidía con momentos en los que el perro y yo nos encontrábamos las miradas. La cuestión es que ni aún así, ni hablando el perro, pude averiguar su nombre.

La mañana siguiente me levanté de muy buen humor. Todo transcurrió con normalidad durante la primera hora. Entonces me dispuse a salir de casa, cogí las llaves y al pasar por la ventana me pareció ver un perro. Di un paso atrás para mirar mejor pero no vi nada, así que me dirigí a la puerta y la abrí.

Allí estaba él. Sentado en nuestra alfombrilla de entrada. Enseguida entendí lo que el perro venía a decirme. Cuando miré sus ojos no pude contener las lágrimas, y eché a correr como un loco hacia la casa de Willy. La casa estaba cerrada y aparentemente vacía. ¿Willy había salido? Tras un vistazo rápido a los alrededores pude ver una pequeña aglomeración de gente unos 100 metros más lejos. Fui corriendo y pocos metros antes de llegar escuché un comentario que me partió el alma: "- Ahora hay un loco menos en el mundo por el que preocuparse".
Caí al suelo torpemente. Ese comentario paralizó mi cuerpo y mi mente de tal modo que se bloqueó en el aire, en pleno paso de la carrera, y caí y rodé unos metros. Cuando al fin pude acercarme y vi a Willy no pude contener las lágrimas. Willy yacía en el suelo víctima de un atropello. El coche se detuvo unos metros más adelante y, apoyado en el capó aboyado y manchado de suciedad y sangre, un hombre esperaba su destino y buscaba respuestas evidentes con la mirada perdida en algún punto perdido del suelo. Imaginé que era el conductor y me propuse acercarme a él. Aparentemente tranquilo, el hombre no movía un sólo músculo. Quería preguntarle muchas cosas, gritarle, golpearle... ¡quería hacer justicia! Y fue entonces cuando volvió a aparecer el perro. Se cruzó ante mí y se detuvo. Me miró a los ojos durante unos segundos hasta que me paré yo también. Entonces dio media vuelta y volvió a caminar en dirección a mi casa. Yo no quería moverme pero el perro se detuvo de nuevo y me volvió a mirar.

Ambos empezamos a caminar en dirección a casa y durante el camino pensé sobre qué iba a hacer con el perro. Era una gran responsabilidad para mí. No me veía capaz de hacer algo así... y, al final, tomé la decisión más importante de nuestras vidas: el perro seguiría siendo un perro sin nombre lo que nos quedara de vida juntos!

domingo, 11 de agosto de 2013

...en septiembre empezamos!

A partir de septiembre empezamos los paseos en grupo. En esta entrada trataré de dar toda la información sobre el asunto y si queda alguna duda en el aire, escribirme por mail y la resuelvo.

Primero de todo decir que los paseos no serán una mera actividad lúdica o recreativa. Los paseos serán una actividad enfocada a ayudar a aquellos perros que lo necesiten.

¿Cómo van a ser estos paseos?

Principalmente estos paseos están pensados para aquellos perros que tengan alguna carencia o algún problema en cuanto a las relaciones con su entorno. Perros que "no se llevan bien con otros perros", perros inseguros, perros excesivamente intervencionistas... etc.

En el tiempo que llevo en esto me he dado cuenta de que los humanos no podemos ayudar todo lo que nos gustaría a los perros. Estamos limitados en muchos sentidos. En cambio, otro perro puede ser el aliado perfecto. O otros perros. Estoy convencido de que entre perros, si la situación y el entorno son los adecuados, se entienden mejor y se ayudan. 

Por lo tanto, en estos paseos escogeremos minuciosamente los binomios perro-persona (más adelante hablaré sobre la importancia de la persona dentro del binomio) que formarán los grupos. No será tan sencillo como llegar y añadirse. Elegiremos las zonas, los miembros y la "labor" de cada miembro dentro del grupo.

En función de los perros, los paseos serán de más o menos miembros. Lo más normal es que el grupo empiece siendo de dos o tres perros (dependiendo de lo que permita el primero). Conforme vayamos avanzando, iremos añadiendo miembros y variaremos la composición de los grupos, con la finalidad de enriquecer al máximo los paseos y los grupos.

Estos paseos se organizarán de tal forma que serán algo así como una obra de teatro, en la cual uno o dos perros serán los protagonistas principales, los otros perros serán actores secundarios de gran importancia y los humanos seremos algo así como los "extras". Por contra, aunque pueda parecer que el papel de los extras es poco relevante en una obra, hay que tener en cuenta que una mala acción, un comentario fuera de lugar o un mal gesto de un extra puede hacer que los actores principales pierdan el hilo y como resultado, la función se puede ir al garete.

Los humanos jugaremos un papel más bien pasivo en estos paseos, pero de vital importancia en ciertas ocasiones. Nos moveremos en función de las indicaciones e intentaremos reaccionar de la manera acordada previamente ante situaciones que puedan ser previsibles.

A finales de septiembre, concretamente el fin de semana del 28 y 29, haremos los primeros paseos. Para formar parte de algún grupo de paseo poneros en contacto conmigo por correo electrónico o por teléfono. Antes de formar parte de algún grupo, necesitaré conoceros en persona, y conocer al perro (o perros). Necesitaré cierta información para crear los grupos (edad del perro, sexo, comportamiento, sociabilidad...) y es algo que prefiero ver en vivo personalmente.

Facilitaré las correas adecuadas a todos aquellos que no dispongan o no puedan hacerse con una. Se prohíben los collares que puedan dañar o molestar al animal (collares de ahogo, de pinchos, haltis de morro y demás herramientas similares) y se sugiere la utilización de arneses en lugar de collares. 

Por lo tanto, este mes y medio lo emplearé en ir conociendo a nuevos perros y, junto con los que ya conozco y están a la espera, empezaré a "diseñar" los grupos que empezarán a pasear los días 28 y 29 de septiembre.

No es necesario que nuestro perro tenga algún "problema" para participar en estos grupos de paseo. De hecho, como he dicho antes, el grupo lo iniciará un perro (o dos, a lo sumo) con algún problema, e iremos añadiendo perros que puedan ayudarle conforme nos lo vayan permitiendo.

Així que si tens gos i ets del Penedès, posa't en contacte amb mi i començarem junts una activitat molt interessant en la qual aprendrem moltes coses sobre el nostre gos i sobre aquest marevellós animal (genèrcament parlant) que conviu amb nosaltres, els humans, desde fa milers d'anys!

domingo, 14 de julio de 2013

Grupos de paseo

Últimamente tengo la sensación de que hay mucha gente y muchos perros con ganas de pasear en grupo, y ello me ha llevado a la idea de crear "grupos de paseo" en la zona en la que me muevo.

La idea es algo tan sencillo como realizar dos paseos en grupo al mes de manera controlada, supervisada y con el asesoramiento de los monitores y educadores.

Probablemente a finales de verano tendré preparado y estructurado todo (grupos de paseo, curso de educación y grupo de olfato) pero los grupos de paseo es algo que lleva cociéndose unos meses y por lo tanto tengo buena parte del trabajo hecha.

Perros y montaña siempre me ha parecido una buena combinación, y aunque se plantearán salidas a la montaña, habrá variedad de actividades. Quizá una vez al mes se salga a la montaña y la otra se realicen actividades de otro tipo. 
Creo que pasear en grupo es algo muy beneficioso tanto para los perros como para las personas. Algunas veces vemos en nuestro perro "otro" perro distinto cuando está en grupo.

Algo tan complicado como hacerse cargo de una situación puede llegar ayudar a un perro a mejorar su autoestima o a ganar seguridad en sí mismo. Por no hablar del juego entre perros, esos rituales tan maravillosos de carreras, ladridos y dentelladas al aire con muecas de enfado. Jugar con otros perros puede ser algo tan fundamental para algunos perros que carecer de oportunidades para hacerlo puede provocar problemas de comportamiento y de convivencia.

Relacionarse con otros miembros de su especie también es algo fundamental para los perros. Y no hablo solo del juego. Hablo de poder saludar a otros perros. Tan sencillo y simple como eso. Con demasiada frecuencia paseamos con prisa. No debería ser así. Debemos permitir que nuestro perro decida, actúe y asuma responsabilidades y consecuencias. La sobreprotección de algunos perros (sobretodo perros de tamaño pequeño) hace que a la larga puedan desarrollar problemas con el entorno social. Incluso la "des-socialización" que se hace con determinados perros de razas etiquetadas como peligrosas, o con perros que han tenido algún antecedente de mostrar comportamientos agresivos. Muchos comportamientos humanos de "protección" hacia el perro acaban degenerando en problemas de comportamiento.

Los paseos en grupo también tienen como objetivo formar e informar a los propietarios que participen sobre cómo pueden actuar en determinadas situaciones. La manera de llamar a nuestro perro (cómo, cuándo y para qué), cómo manejar adecuadamente una correa larga. Aprenderemos a observar al perro y a devolverle ciertas responsabilidades que quizá hemos asumido nosotros dando por hecho que nuestro perro/a no puede hacerlo.

Desetiquetaremos muchos perros "tozudos", "gruñones"... y de todo tipo, porque una de las cosas que he aprendido de los grupos de paseo en los que he participado hasta ahora es que los perros hacen lo posible por integrar y ayudar. Ellos no saben si un perro tiene fama de mordedor, de asesino o de tímido. Simplemente actúan en función de lo que ven y de lo que observan. Todo el aprendizaje social se pone en marcha, todas las experiencias vividas salen a la luz cada vez que un perro intenta formar parte de un "grupo". Observar a un perro conocer a un nuevo amigo canino siempre me ha parecido algo fascinante. Por desgracia, a menudo la intervención humana no deja que el ritual de saludo y presentación se lleve a cabo de manera adecuada.

En breve colgaré más info, si tenéis alguna duda o pregunta o quereis formar parte de algún grupo, poneros en contacto conmigo via mail en albertcapapey@hotmail.com

Os invito a formar parte de esta maravillosa experiencia y a disfrutar juntos de paseos y actividades divertidas e interesantes! :)

lunes, 8 de julio de 2013

...en marcha!

Bueno, después de tanto tiempo sin escribir ni publicar nada, creo que ya va siendo hora de contar algo ¿no? Este blog es para eso.

Lo primero que me gustaría decir es que estoy super contento y muy orgulloso del grupito de olfato que hemos hecho. Tanto humano como perruno. Llevamos meses trabajando juntos y los resultados son realmente buenos. Debo decir que este grupo tiene como objetivos disfrutar y aprender. Disfrutar de los perros. De ellos, de su compañía y de su gran destreza como "olfateadores". Y aprender de ellos y de nosotros mismos.
Los ingredientes ideales para el caldo de cultivo para algo muy interesante! Ya iré informando de todo en breve :)

Durante el curso de educación canina para propietarios que realizamos con la asociación Gossos en Acció en la hípica Can Joan aprendí muchas cosas que luego ratifiqué con el trabajo para el cuaderno. Se creó un buen grupo de personas y perros que acabaron entendiéndose mejor.


Los últimos meses han sido muy reflexivos en lo referente a mi modo de entender la educación canina. Hace tiempo que tengo clara la diferencia entre adiestrar y educar, pero hasta hace relativamente poco no tenía tan clara la diferencia entre educar y cuidar. A priori puede parecer una diferencia evidente, pero no sabía reconocer dónde acababa una y empezaba la otra.

Siguiendo el camino que empezaron a abrir Jordi Herrera, Albert Vilardell y Nicolás Planterose a finales del año pasado con el cuaderno de Esquiligogia (http://www.esquiligogia.cat/) me embarqué junto a buenos amigos y compañeros en una aventura que me llevó a esta etapa si no reflexiva, si de "re-formulación".
Pensé y reflexioné sobre lo que creía más elemental. Me planteé y replanteé muchas cosas que creo que me han ayudado a mejorar.

La manera de trabajar en grupo, de plantearnos la manera de entender a los perros y de comunicarnos con ellos, sobre cómo podemos aprender a ser mejores si les observamos... Los grupos de trabajo que se crearon para debatir estos temas fueron geniales y las reuniones también. 

Con todo ello, las visitas a domicilio han ido llevando a situaciones de paseos cotidianos. Mi manera de entender una visita también ha cambiado en los últimos meses (espero que para mejor).
Me planteé por qué me llamaban tantos propietarios de perros jóvenes (y cachorros) y ayudado por la información de los seminarios de Nico sobre las etapas (el cachorro, el perro joven http://elperroindigo.blogspot.com.es/p/cursos-y-seminarios.html), decidí plantear otro tipo de "visitas", las cuales han acabado transformándose en compañeros de paseo. No quiero decir que todas las personas a las que visito acaben paseando juntos. Es algo más complicado de explicar, pero es cierto que muchos perros acaban pasando de una u otra forma por un "grupo" de perros que le ayuda (o como mínimo, no empeoran) a superar ciertas situaciones.


En fin, que he estado muy desconectado del blog pero en realidad no he parado de hacer cosas :P intento ayudar en la prote de Cunit paseando perros, intentando que pasen un rato agradable y disfruten de un paseo relajante y ayudando a propietarios que quieren adoptar ("Haribo", que es como llamo yo a una pequeña chow-chow, está a punto de ser adoptada por una gente muy maja :D). También las colaboraciones radiofónicas con La Penya del Morro de Ràdio Desvern se mantienen junto a Roser, y estamos a punto de cerrar temporada (por segundo año) con algún tema interesante y jugoso. 

Así que esto es un poco el breve resumen de lo que he estado haciendo estos últimos meses. No quiero que sirva a modo de disculpa, pero por lo menos lo pruebo jejeje

un abrazo a todos y hasta pronto!!!



lunes, 25 de febrero de 2013

she's Crazy


No sabía lo que me esperaba cuando Javier me dijo: "¿te llevas a Crazy?" y yo le contesté: "sí, ¡por supuesto!"

Antes de que Javier (Javi) me preguntara eso, yo ya estaba convencido de que quería salir con Crazy. Su historia, como la de la mayoría de los que estaban allí mirándome, es muy dura. Pero Crazy lleva mucho tiempo allí. Demasiado. Crazy es una perrita mestiza, cruce de varios perros y con pinta de boxer. Su tamaño no es excesivamente grande, pero es muy fuerte.

El tono de la pregunta de Javi estaba entre la sorpresa y la alegría. Quizá también un poco de humor irónico. Javi conoce a Crazy, y sabía lo que me decía.

Yo hice caso omiso al tono de la pregunta (quizá porque estaba convencido de lo que quería hacer) y en cuestión de segundos Javi ya estaba abriendo la puerta de Crazy.

La ató del collar y me dijo: "ya la tienes!"

Los primeros dos metros fueron un auténtico suplicio. Yo iba con una correa larga, de unos 3 metros. A pocos metros tenía a David, que acompañaba a otro perro. En cuestión de segundos, las correas de David y mía eran un amasijo de nudos y cuerdas. Solo eran dos correas pero se liaron mucho. Los perros no paraban de moverse. Cada vez más contentos y cada segundo que pasaba se liaban más. No teníamos tiempo de actuar. Para cuando queríamos pasar la correa por algún hueco, los perros se habían liado más.
Tras un par de minutos eternos, conseguimos salir del enredo y empezar nuestro paseo. Fueron pocos los metros que duró la "tregua" de Crazy, ya que apenas un minuto después de desliarnos Crazy emprendió una carrera hacia ninguna parte y se me escapó la correa. La fuga de Crazy duró pocos segundos, ya que no era una fuga. Volvió para atrás y allí estábamos esperándole.
Cogí de nuevo la correa y, ahora sí, empezamos nuestro paseo.
Con una distancia prudencial entre nosotros (para evitar problemas con las correas y posibles conflictos entre perros) comenzamos a caminar, y Crazy parecía tener mucha prisa. Tiraba, y tiraba y seguía tirando sin (aparentemente) ningún objetivo concreto. Solo quería avanzar. Fuimos adelantando a todo el mundo, pero Crazy saludaba sin problemas a los perros y a las personas que iban con ellos.
Durante el paseo todos los perros tuvieron momentos para estar solos y momentos de encontrarse con otros perros, saludarse e incluso intentar jugar un poco.
Cuando cogimos el camino de vuelta, Crazy hizo algo que no me esperaba en absoluto. No diré que iba tranquila porque no sería cierto, pero sí iba mucho más relajada que al principio. Llegados a este punto del paseo, Crazy se permitía oler el suelo de vez en cuando. No tiraba tanto de la correa pero para mí, que estoy habituado a pasear con dos perras pequeñas que no tiran de la correa, seguía siendo un poco incómodo.
No duró mucho esa incomodidad, ya que, de nuevo, en cuestión de segundos, Crazy volvió a "liarla". Metió la cabeza en unos arbustos. Olfateó algo que le entusiasmó y, sin pensárselo  fue a por ello. El problema es que tras el arbusto, había un pequeño barranco de unos 3 metros que yo no vi. Lo último que pude ver fue el culo de Crazy metiéndose en el arbusto y desapareciendo en él. Luego, un segundo de intranquilidad y... entonces vi el barranco. Sentí una tensión como nunca antes la había sentido en una correa y empecé a ponerme nervioso. Crazy estaba colgando de la correa! se estaba ahogando. Roser, que iba delante mio, tomó las riendas de la situación y decidió actuar. Iba con una perrita y decidieron buscar un camino alternativo para bajar y rescatar a Crazy. Pero para cuando Roser pudo encontrar una forma de bajar, yo dejé de sentir esa tensión en la correa. Me quedé blanco (o eso creo) pero antes de que pudiera pensar nada, mientras intentaba localizar a Crazy tras el arbusto y las zarzas, Marion, una voluntaria que iba tras de mí con otro perro me dijo: "tranquilos, Crazy está aquí!".
Por fin pude tragar saliva... eché un vistazo a donde me señalaba Marion y, sí, ahí estaba Crazy escalando para volver con nosotros. Le costó muy poco subir de nuevo. No tenía ni un solo rasguño y no parecía asustada ni preocupada. Le pusimos el collar de nuevo y seguimos con el paseo. Llegamos de nuevo a "casa" y me tomé la libertad de quedarme con ella durante un buen rato. Quizá no era necesario, ella enseguida que se cerró la puerta volvió a ser la Crazy saltarina y ladradora. No me hizo mucho caso, pero no la culpo. No puedo hacerlo, no tengo derecho a hacerlo...

Ahora ya sé por qué Javi me preguntó aquello. Y, pese a que me las dí de valiente y pasé ratos muy malos (sobretodo el momento ahogue en el barranco), no me arrepiento en absoluto, y volvería a hacerlo. Ayer empezamos una relación muy especial, pero fue sólo el principio...

Lo que nos espera, preciosa, no lo sabemos ni tu ni yo. Pero sea lo que sea, haré lo posible y lo imposible para que tenga un bonito final: una adopción. Porque llevas mucho tiempo esperando, porque eres una perra fantástica, porque te mereces ESA oportunidad. Lo lograremos Crazy!!!

miércoles, 23 de enero de 2013

Interferencias en la correa

Muchos hemos experimentado de cerca los notables beneficios de utilizar una correa larga (de unos 3 metros como mínimo) para pasear con nuestros perros. Es como si de repente el perro ya no tuviera necesidad de tirar de la correa. Los paseos se hacen más agradables para ambas partes: el perro puede hacer de perro y el humano no tiene la necesidad (ni la posibilidad) de intervenir en muchas ocasiones. El perro goza de mucha más libertad de movimientos y no nos tiene que "pedir permiso" constantemente para hacer una cosa u otra. 
 
Hay muchos más beneficios. Podría hacer una entrada entera hablando únicamente de los beneficios de la correa larga. Pero creo que es algo que cada uno debe experimentar en primera persona, porque los cambios son distintos según el individuo. Yo tengo dos perras y ambas se comportan de manera muy distinta con la correa larga. Os invito a que probéis a pasear a vuestros perros con correas bien largas y observéis los cambios. Podemos hacer correas totalmente personalizadas en casa comprando la correa que más nos guste (yo utilizo cuerda de escalada porque cuesta más que se hagan nudos, que se enganche en algún sitio y no se rompe. además hay distintos grosores, lo que nos permite tener la correa perfecta en longitud y grosor) y un mosquetón en alguna ferretería (cuestan aproximadamente un euro).
Pero como he dicho, hoy no voy a hablar de los beneficios ni de cómo fabricar una correa larga. Voy un paso más allá y hablaré sobre lo que sucede cuando no manejamos bien esa correa.

Hay que entender que la correa, sea de la medida que sea, es un instrumento de comunicación. Algo similar a aquello de los dos yogures atados con una cuerdecita que de pequeños nos hacía las veces de teléfono. El funcionamiento de la correa no está muy alejado del experimento de los yogures. Cuando ponemos una correa a nuestro perro estamos convirtiendo al perro en receptor de lo que nosotros le trasmitamos. El problema es que no siempre somos conscientes de esto, y de hecho, aun siéndolo, no creo que nadie sea capaz de controlar al 100% lo que le trasmite a su perro por la correa. 

Cuando la correa está totalmente tensa, la información que recibe el perro tiende a ponerle "en guardia", a activarlo. No digo necesariamente que sea algo malo. Simplemente es algo a tener en cuenta. Por ejemplo: un perro ve un gato, tensa la correa al máximo y se queda ahí, mirando fijamente al felino. Si nosotros hacemos algún movimiento al otro lado de la correa, es muy probable que el perro ladre, gimotee o intente llegar un par de pasos más allá. En definitiva, estamos "activando" al perro.

Cuando la correa está tensa, la información transmitida es muy directa. Pero... ¿qué pasa cuando la correa va arrastrándose por el suelo?

Estos casos son menos llamativos. Cuando un perro "sabe" (está habituado a...) pasear con correa larga, se produce el milagro: el perro no tira de la correa, huele mucho más las cosas, va más tranquilo, no se activa cuando le ladran otros perros, parece no tener prisa y en ocasiones camina muy cerca nuestro (pese a que la correa le permite irse a 4 metros). Hasta aquí todo bien, pero este es sólo el primer paso. Cuando el perro camina cerca nuestro, debemos procurar que la correa no toque el suelo. No arrastremos la correa. Lo ideal es mantener una "tensión" lo suficientemente alta como para que no arrastre y lo suficientemente floja como para que no suponga una incomodidad para el perro. Esto se empieza a complicar ¿no? Ahora ya no es coger una correa larga y a pasear. Ahora hay que estar atentos a la correa. No puede ir ni muy tensa ni muy floja. Os advierto que para hacer esto de manera cómoda no queda otra que practicar. Con el tiempo desarrollamos destreza para todo tipo de cosas, incluso para dar y recoger correa.

¿Por qué debo recoger la correa? A mi no me molesta que se arrastre por el suelo, o que se ensucie y se moje. Al fin y al cabo, es una correa...
Bien, no se trata de algo estético o higiénico. Tampoco pretendo que la incomodidad de recoger y dar correa sea gratuita. Tiene un sentido mucho más práctico. Cuando la correa va por el suelo podríamos decir que lo que le transmitimos al perro es "sonido blanco" (ese ruido que hace la radio cuando no hay ninguna emisora sintonizada, ese Ssshshhshshhhh tan característico). Y eso me lleva a una reflexión: 
¿cómo diablos puede un perro pasear más tranquilo si le transmitimos eso, que a nosotros llega a resultarnos desagradable y odioso? 

La respuesta es bastante sencilla. Pensemos que sólo tenemos una TV en casa. Esa TV no se puede apagar y sólo sintoniza un canal. Ese canal es Intereconomía. Nadie nos ha explicado cómo se sintonizan los otros canales y el manual de instrucciones está en chino mandarín. No podemos apagar la tele de ningún modo ni quitarle el volumen... ¿verdad que en una situación así agradeceríamos que de repente se fuera la imagen y se volviera todo gris (como antiguamente, antes del TDT)? El sonido blanco nos parecería incluso una bonita melodía.
 
Pues algo parecido les debe pasar a los perros con la correa. Arrastrar la correa por el suelo es un mal menor que pueden soportar perfectamente. Si nos paramos a pensar, el que ha conseguido por méritos propios des-sintonizar intereconomía (trasteando los menús de la tele, dando golpes, probando los botones al azar...), primero disfrutará del éxito y luego intentará sintonizar otro canal. Quién no ha hecho nada por cambiar esa situación, se dará con un canto en los dientes por haber perdido de vista el maldito canal.

En general, creo que la inmensa mayoría de los perros han intentado convencer a sus propietarios para que cambiaran el canal. Pero ha pasado tanto tiempo y en medio han pasado tantas cosas, que cuando el propietario por fin se decide a cambiar el canal y hacerse con una correa larga el perro ya no tiene la misma motivación, y se conforma con eso. Como he dicho, eso es sólo el principio. Con el paso de los días y de las semanas, el perro empezará a darse cuenta de que puede sintonizar algún otro canal, o como mínimo, considerará que vale la pena intentarlo. Es entonces cuando nosotros entramos en juego. Debemos darle esa posibilidad. Debemos crear en el perro la sensación de que paseamos en equipo, y que la correa es un excelente instrumento de comunicación para ambos. Es a partir de ese momento que surge la magia. Paseos enriquecedores, negociaciones constantes que me atrevería a decir que son casi conversaciones. Pese a que el perro no hable y apenas nos mire podemos estar seguros de que la correa, si mantenemos la tensión adecuada, le transmitirá en todo momento la información que queremos y como queremos.
 
Sólo es necesario un poco de paciencia y práctica. Vuestros perros perdonarán todos los errores que cometais en el proceso, lo digo por experiencia. A día de hoy, todavía siguen enseñándome cosas. Diariamente aprendo algo cuando salgo a pasear, y eso es algo que deben notar. Como dice una frase anónima: errar es cosa de humanos, perdonar es cosa de perros.

Dicho todo esto, os invito a que probéis a pasear con correa larga (los que no lo hacíais) y a los que ya lo estabais haciendo, os invito a que estéis atentos a la correa para que la comunicación no sufra demasiadas interferencias ;) un abrazo a tod@s

martes, 8 de enero de 2013

y llegó Cora...

Había pensado una y mil veces en buscar un/a compañero/a perruno/a para Luna, pero se me amontonaban las preguntas: ¿estás preparado? ¿tendrás tiempo suficiente? y sobretodo: ¿cómo se lo tomará ella? 
La relación que mantenemos Luna y yo se basa en el respeto mutuo, y siempre me he temido que buscar un/a compañero/a pueda mandar al traste esa confianza.

Obviamente sobra decir que la intención es la mejor ya que Luna pasa muchas horas sola. Pero la intención no siempre es lo que cuenta (digan lo que digan) y no tenía la seguridad ni la certeza de que Luna aceptaría de buen grado la presencia de otro perro en casa.

A esto hay que añadirle que Luna, dentro de su inmensa sabiduría perruna, no es una perra a la que le guste en exceso jugar con otros perros. A sus casi 8 años, Luna prefiere relacionarse de manera tranquila. 

Con todo esto y muchas cosas más en la cabeza, no había manera de decidirse: no encontraba el momento, buscaba un tipo de perro perfecto para Luna, el sexo (¿hembra? ¿macho? ¿castrado/a)... y así iban pasando semanas, meses e incluso años y Luna seguía siendo la única perra en casa (a veces tenemos visitas perrunas, pero ninguna vive en casa).

Hace un par de meses, por circunstancias de la vida, Cora llegó a casa para quedarse. No hubo más opción. Cora es una Bulldog Francés un año más joven que Luna. Es completamente blanca excepto por una mancha negra que tiene en una de sus patas traseras, y es sorda (por eso describo su pelaje, estoy convencido de que ser tan blanca conlleva alguna carga genética ligada a la sordera). No era una perra desconocida para Luna, ni mucho menos. Cora era su "prima" (así la llamaba yo, porque era la perra de mi hermano). Pero a Luna no le caía demasiado bien su prima. Cuando había venido a casa de visita Luna la evitaba, y en caso de no poder evitarla, acababa gruñendo a Cora. Pero claro, a Cora, los gruñidos le entraban por una oreja y le salían por la otra (casi leteralmente jeje) y Luna se desesperaba.

Cuando me dieron la noticia de que tenía que ir a buscar a Cora para inmediatamente llevármela a casa, poco más que se me hizo un nudo en el estómago. Pensé: se acabaron los ratos de paz y tranquilidad en casa, se acabaron los paseos por la montaña con Luna (Cora es sorda, no la puedo soltar!!), los masajes, los juegos... Además... un bulldog francés?! Luna no tiene problemas con ningún perro de ninguna raza en particular, pero yo sí!!
El Bulldog es una de las razas más lacradas por la cría selectiva. Su apariencia robusta y fuerte esconde muchos problemas internos (alergias, intolerancias, problemas respiratorios...).

Pasé el primer día bastante enfadado conmigo mismo por lo que le había hecho a Luna y enfadadísimo con mi hermano (que por otra parte se caracteriza por aportar a mi vida luces de colores como Luna). Luna no mostraba comportamientos muy distintos, simplemente evitaba el contacto excesivo con Cora, y me pude permitir seguir con unas rutinas estables. El segundo día ya incorporé a Cora en uno de los paseos con Luna, aunque Luna gozaba de mucha más libertad que Cora. No me atrevía a soltar a una perra sorda que apenas sabía que yo era su nuevo compañero. Y Cora me sorprendió con un paseo increíblemente enriquecedor: no tiró de la correa, iba muy a su rollo y olía muchísimo el suelo. Era como si alguien le hubiera dicho lo que me gustaba, y ella se hubiera limitado a hacerlo sin rechistar.

Con el paso de los días, fui ganando confianza y me fui atreviendo a soltarla en sitios "controlados". De nuevo me sorprendí gratamente: Cora no se alejaba demasiado de mí o de Luna, nos iba mirando con frecuencia pero sin perder de vista el suelo y sus interesantísimos olores. Era como si estuviese descubriendo el mundo.

Semanas más tarde, llegamos a una especie de acuerdo: "yo confío en ti mientras no me demuestres lo contrario." Y así ha sido hasta hoy, que disfruto de paseos increíbles con dos perras geniales.

Escribiré más sobre Cora y sus aventuras en casa, pero ahora no me queda más tiempo.