Dolores (Lola) es la perra de Chavela Vargas. Es de raza xoloitzcuintle (una raza azteca prehispánica). La famosa cantante mexicana tenía un problema con la bebida, y nadie fue capaz de ayudarle durante mucho tiempo. Nadie, excepto Lola.
Un día, Chavela vio como su perra escondía una botella de alcohol bajo un sofá. La empujaba con las patas y con el morro. A parir de ese día Chavela Vargas ya no volvió a beber. Creyó que Lola estaba "poseída" por el espíritu de su madre, y de alguna manera lo interpretó como una señal.
Da igual la interpretación que cada uno le dé a esta situación. La cuestión es que su perrita, fuera como fuese, hizo un favor enorme a la cantante. Le ayudó sin pedir nada a cambio. De hecho, es posible que llevara haciéndolo toda su vida, y es prácticamente seguro que lo seguirá haciendo hasta que una de las dos se vaya...
No es de extrañar, pues, que Chavela Vargas dedique palabras como estas a su perrita:
- "Uno no tiene un perro, los perros lo tienen a uno; ellos marcan las horas, lo que hay que hacer."
- "Yo, que nunca quise tener ni hijos ni ahijados, tengo perro... –se queja–... Chavela Vargas, que nunca se doblegó ante nada, al final se doblega ante un perro."
Para acabar, el fragmento final de una entrevista a Chavela:
El sol ya se oculta tras el cerro. Ella (Chavela) se distrae con la perra. La busca por la casa, la llama: "Ven, chiquita mía, Lola, Lolita, ven". Estira sus brazos, la perra viene y se pega a Chavela. Ella la alza, la acaricia, la besa y al oído le susurra una canción...