Bajo mi punto de vista, el ser humano es un animal muy poco dado a la observación y eso también lo hace poco hábil en la tarea. Por ello muchas veces suceden cosas delante de nuestras narices y no llegamos a entenderlas (“¡no se qué ha pasado! Estaban tan tranquilos y… parecía que estaban jugando y…”)
Gracias a un gran trabajo de observación se empezó a hablar de un lenguaje propio de los perros. Poco a poco se va descifrando ese lenguaje y empezamos a ver que, aunque morfológicamente somos muy distintos, compartimos ciertos gestos y podemos llegar a comunicarnos de manera intencionada con nuestros perros.
La privilegiada ubicación de DogVille Beach, lugar donde resido, me permite disfrutar observando gran variedad de perros y perras interactuando entre sí en distintas horas del día. Veo perros paseando con correa también. La verdad es que disfruto viendo la sutileza hecha arte en los movimientos de muchos perros. El juego convertido en herramienta educativa (en algunos casos, en muchos otros el juego se limita a tirarle el típico palito mil doscientas veces…). Las presentaciones en la playa son preciosas. Algunas desde la distancia como una danza ensayada y otras más brutas y divertidas.
Lo que quiero decir con todo esto es que mediante la observación podemos llegar al conocimiento. Es decir, si nos permitimos observar a nuestro perro en distintas situaciones podremos llegar a conocerle mucho mejor, y eso hará que podamos confiar más en él (o ella). Si no estamos seguros de soltar a nuestro perro en algunas zonas es mejor que primero busquemos situaciones o zonas más seguras para empezar a hacerlo. Pero recomiendo fervientemente practicar la observación como herramienta educativa para, en los momentos oportunos, saber cómo poner los límites de la manera más apropiada.
Un poco de paciencia puede ayudarnos mucho en la educación de nuestro perro o perra. Conocerle bien es la base natural para crear una relación de confianza sana. Ellos se pasan gran parte del tiempo observándonos, y muy probablemente nos conozcan mucho mejor de lo que podemos llegar a imaginar.
Observar desde el silencio.
El silencio es una herramienta muy potente que nos permite observar, contemplar una situación. Pero no siempre es fácil mantenerse en silencio. Por ejemplo ante una “pelea” entre dos o más perros.
La cuestión es que observar desde el silencio nos puede hacer desaparecer de la situación, o cuanto menos, pasar a un segundo plano. Ese es “lugar” ideal para observar, ya que de alguna manera podemos estar al margen y nuestra presencia no influye en el desarrollo de la situación (o influye muy poco). Es entonces cuando ves a tu perro asumir la responsabilidad de una situación y de repente todo tiene más sentido.
Esto mismo lo hemos vivido en el curso de educación canina con el grupo que acabó en enero. Al visionar los vídeos que grabamos y ver a sus perros moverse de ciertas maneras y asumir responsabilidades, los propietarios sonreían orgullosos. Muchos de ellos no habían sido conscientes en el momento de la grabación de que sus perros estaban actuando de esa manera.
Así que os invito a todos y a todas a observar a vuestros perros y a los perros de los demás para aprender más sobre educación canina :)