"La intensa atención que los medios de comunicación prestan a los fatales ataques de los perros, aparentemente sin provocación previa, dan la falsa y exagerada impresión de que los perros suponen un gran riesgo."
del libro "Niños, niñas y perros"
"La noche empezaba a cerrarse, pero los investigadores ya tenían claro que los animales podrían ser perros, de razas potencialmente peligrosas, ya que en esas zonas no existen depredadores salvajes capaces de causar la muerte a humanos." Esto es solo el principio. El artículo continúa con perlas del estilo: "Los perros de razas potencialmente peligrosas, como en este caso la raza "pitbull", al no ser razas puras pueden carecer de un carácter equilibrado y si no están suficientemente entrenados pueden convertirse en perros muy agresivos, capaces de causar heridas mortales a las personas."
Esto está publicado en la web de El Mundo. Pero no es hacia el artículo en sí hacia donde me gustaría poner el foco en esta entrada. Me gustaría que ampliásemos el zoom o radio de ese foco. Porque este artículo es sólo una pequeña muestra (una de las más recientes) del tipo de noticias que podemos leer, escuchar y ver en los grandes medios de comunicación.
En el fragmento que he escogido para empezar la entrada, Kendal Sheperd habla de "intensa atención" para referirse al comportamiento de la prensa en situaciones dramáticas de incidentes entre perros y personas. Yo añadiría lo tóxica, perjudicial y dañina que resulta este tipo de atención para el mundo del perro.
Los estereotipos están a la orden del día y frases como "atacó sin avisar" o "se volvió loco" suelen ser tan falsas como habituales. La gente que comparte su vida con un perro de los estigmatizados como "perros potencialmente peligrosos" se sienten como delincuentes por alimentar y cuidar a un animal que podría acabar con él o con cualquiera de nosotros de un momento a otro. Conozco bien esa sensación. Te miran como a un loco cuando acercas tu cara a la de Thor, un precioso dogo argentino, casi como si fueras el domador de un circo que mete la cabeza en la boca del león o del cocodrilo. Al segundo siguiente, Thor responde con uno de sus fantásticos lametones y esa persona que observaba preocupada suspira ya más relajada. Tu sonríes y disfrutas.
Podría contar muchas historias para romper una lanza en favor de esos perros a los que me niego a denominar como "peligrosos", pero no creo que sea el lugar para hacerlo. Pero invito a cualquier persona a tratarlos como a todos los demás. Independientemente de la raza, del tamaño de su cola.... Respetar al animal es la base para que situaciones como las que se narran estos artículos no sucedan.
Pero es innegable, por otra parte, que la criminalización y estigmatización de determinadas razas supone un atraso social que sólo alimenta el problema. Limitar la libertad de estos perros les supone, a menudo, un grave problema social para ellos y para sus acompañantes humanos a la hora de relacionarse con otros perros en el parque y en la calle. Las correas extremadamente cortas, los bozales, los collares de ahogo... son herramientas nada eficaces en la educación del perro.
Todo esto sumado al hecho de que las peleas de perros siguen siendo un negocio, por mucho que cueste de entender, y que las autoridades siguen permitiendo la cría ilegal e irresponsable, hace que el mundo de los perros de presa parezca algo casi demoníaco.
En este país la prensa, en muchas ocasiones casi sin información o con información sin contrastar, da rienda suelta a su creatividad inventando historias con titulares jugosos que atraigan muchos lectores y poco o nada le importa dejar a su paso una serie de disparates mediáticos si eso atrae más clics en su web.
Y lo más triste es que normalmente, la actuación de las autoridades en este tipo de casos siempre suele terminar de la misma forma para sus protagonistas caninos: la muerte. Desconozco si existe algún tipo de protocolo para evaluar a los animales en este tipo de caso pero me encantaría saberlo. Y de existir, que me parecería lo lógico en una sociedad civilizada, me gustaría saber los detalles de dicho protocolo. Pero me extraña mucho que en unas pocas horas de tiempo a valorar a un animal de manera objetiva y decidir que éste ha perdido totalmente su derecho a la vida. Hay que resaltar siempre que en los casos raros, muy raros, en los que un perro puede atacar a una persona, siempre siempre la responsabilidad será de un humano. Algo muy malo durante mucho tiempo le han hecho a esos perros para que ataquen a una persona que se cruza en su camino. Y no sólo en este caso en concreto. En todos. Y aún así eso no les hace incompatibles con la vida. En su gran mayoría son perros recuperables emocionalmente hablando. Una terapia apropiada podría ayudar a esos perros a "reinsertarse" en la sociedad. Pero claro, para ello harían falta muchos más medios y recursos, y al final, no nos engañemos, la gran mayoría de la sociedad de este país dormirá más tranquila esa noche sabiendo que los 5 perros que mataron a una persona ya están muertos.Al día siguiente, cuando vean a su vecino paseando a su dogo argentino, le mirarán distinto. Así es mejor para todos ¿no? bueno, menos para los perros claro. Siglos y siglos después, seguimos haciendo caso ciego a ese refrán tan español que dice "muerto el perro, se acabó la rabia.". Esa es la rabia del perro en el s. XXI.
Esta entrada la inspiró una nota de prensa que hace unas semanas publicó Obertament, una agrupación que lucha contra la estigmatización de las enfermedades mentales y de los enfermos mentales. Salvando todas las distancias, y sin haber sucedido los hechos acaecidos en Alicante, la agrupación hizo un comunicado en protesta tomando como referencia una notícia de un conductor que detuvieron conduciendo un camión de bombonas de gas robado. La prensa, poco después de suceder la noticia del conductor, empezó a emplear términos que señalaban claramente la enfermedad mental como motivo principal de lo sucedido. En pocas horas se supo que nada había de cierto en ello y la organización Obertament publicó la nota de prensa.
Viendo cómo suceden estas cosas a uno le hacen plantearse seriamente el tipo de sociedad que estamos construyendo. Pero entonces miro a Luna o a Rudy, que no andan lejos, y se me pasa el mal humor. Porque ellos para mí representan algo así como mis valores y mis principios. Nos demostramos cada día que una sociedad basada en el respeto es posible. Aunque sea una sociedad de tres ;)
Salud y hasta la próxima!
Excelente articulo me llama mucho la atención estudiar este curso de ayudante veterinario, que vi hace poco en la web, pero quiero ver sus opiniones antes.
ResponderEliminar