jueves, 9 de febrero de 2012

Cosas que no se enseñan...

El título de este post es un poco engañoso. Iba a poner algo asi como "¿sabes qué ha hecho Luna hoy?". Quizá hubiera sido más correcto, pero era demasiado largo y no me acababa de gustar...
Es curioso como los perros nos demuestran día a día que nos entienden. Supongo que depende mucho del observador/a. Pero me hace muchisima ilusión escribir este post porque me siento orgulloso de lo que os voy a contar.

Narraré dos situaciones similares. En ninguna de ellas intervengo yo (por lo menos de manera activa). Se trata de dos situaciones cotidianas entre Luna y mi madre. Ellas pasan mucho tiempo juntas a lo largo del día. Se ha creado un entendimiento increíble entre ellas y eso provoca q sucedan situaciones como estas...

SITUACIÓN 1:Estamos preparando la cena en la cocina. Luna espera tumbada en el suelo, mirándonos. Sabe que parte de lo que allí hacemos y preparamos es para ella, y por eso no tiene necesidad de pedirnos nada. Simplemente espera.
Ese día teníamos abierta una bolsa de esas patatas con forma de "cono", y mi madre decidió darle una a Luna para premiar su buen comportamiento.
Luna, que sabe seleccionar muy bien lo que se lleva a la boca, olió la patata, la cogió suavemente y la dejó caer entre sus patas, sin siquiera masticarla.
Mi madre y yo seguimos con nuestra tarea humana de preparar la cena, sin darnos cuenta de que Luna no se comió la patata. Al rato, mi madre quiso darle un trocito de jamón, pero al girarse vio que la patata seguía en el suelo; sin pensarlo, dijo algo así como "¡mira qué lista! ¡no quiere la patata pero sí quiere el jamón...!, pues no, si no te comes la patata, no te doy nada más."
Luna pareció entender las palabras de mi madre, porque fue justo acabar la frase y bajó su hocico, cogió la patata y la masticó mirándole a la cara. Cuando se la tragó, empezó a menear su rabito sin apartar su mirada de mi madre, que acto seguido le dio el trozo de jamón que le correspondía a la perrita.
Yo a esto lo llamo comunicación...

SITUACIÓN 2: "¡más difícil todavía!"
Esta situación se dio sin estar yo presente, pero puedo asegurar que sucedió tal cual la cuento.
Todo empezó un viernes. Yo me iba a pasar el fin de semana fuera, y Luna lo sabía. Cuando me estaba duchando, Luna entró en el baño y me "robó" un calcetín. Siguió todo su protocolo: discretamente bajó las escaleras, llegó a la primera planta donde estaba mi madre haciendo algo; como nadie la vio, continuó con su tesoro y bajó otra planta más, llegando al garaje (donde ella tiene sus cosas, sus casetas y juguetes...); una vez en el garaje, eligió el lugar y escondió entre mantas, abrigos y camisetas su "tesoro" recien adquirido.
Pasaron los días, yo volví de mi fin de semana y cuando llegué mi madre me preguntó por el calcetín. Al no encontrarlo entre mis cosas, dimos por hecho que se lo había llevado Luna, pero no le dí más importancia. Pensé "cuando baje ya lo buscaré..."
Total, que no fui a buscarlo. Pasaron un par de días más, y al llegar a casa del trabajo veo el calcetín limpio y reluciente sobre la mesa. Antes de que pudiera preguntar nada, mi madre me dijo:
"¿a que no sabes qué ha hecho Luna hoy?"
"no" le respondí yo
"¡pues me ha subido ella el calcetín!"
Hasta aquí, todo puede resultar más o menos normal. Pero lo bueno viene ahora... Por problemas en los huesos, mi madre no puede subir y bajar escaleras como lo hago yo, por ejemplo, o como lo podréis hacer muchos de vosotros. Digamos que le cuesta especialmente (aún así, no hay día que no vaya al garaje a saludar a Luna, abrirle la puerta y pedirle que suba a hacerle compañia.). Luna, que de tonta no tiene un pelo, sabe de la dificultad que tiene mi madre para subir las escaleras.
Pues ese día, mi madre estaba en el salón cuando se acordó del calcetín escondido. Se miraron y le dijo algo así como:
"ya verás como al final tendré que bajar yo a buscar el calcetín..."
No se si fue al momento o no. Probablemente no, pero eso no le quita mérito al asunto, sino más bien al contrario. El caso es que esa mañana Luna decidió bajar a por el calcetín (que por otra parte ya había cumplido su misión) y lo dejó en uno de los sofás, a la vista y alcance de mi madre.
Sobra decir que ni siquiera se planteó "defender" su calcetín cuando mi madre quiso cojerlo.

En definitiva, son cosas que nadie en casa se ha planteado enseñarle a Luna. Son cosas que ha aprendido ella. Yo tengo la convicción de que entre mi madre y Luna hay una comunicación que va más allá de señales corporales, miradas y gestos. No sé como explicarlo, pero es algo que vivo diariamente, y que me llena de felicidad y orgullo, porque al fin y al cabo, yo soy su hijo, y si de alguien he de aprender es de mi familia.

Otro día os hablaré de mi padre. Una gran persona con un corazón gigante. Cada vez que me explica anécdotas relacionadas con los perros de la nave en la que trabaja, es como si todo el mundo se parara y todas las piezas encajaran a la perfección. Tengo la suerte de tener una familia increíble, y por ello estoy super orgulloso. Son mis maestros de vida, y creo q de haberlos podido escojer no podría haberlo hecho mejor...

Un besazo family!

2 comentarios:

  1. Precioso post Albert, gracias por compartirlo, maravillosa Luna! Y que decir de la comunicacion, que es sorprendente, que a veces nos quedamos con la boca abierta pero que es real como la vida misma:) ellos nos entienden, más de los que nos pensamos jejeje no tengo ninguna duda!!! Un abrazo :)

    ResponderEliminar