Cuando hay problemas relacionados con el paseo o con la correa, a menudo recurro a este ejemplo para que lo que quiero transmitir se comprenda con más facilidad.
Y es que cualquier persona que tenga carné de conducir sabrá que al empezar las prácticas, el profesor o profesora no te hace conducir por el centro de la ciudad. No te pone al volante y te dice: "apáñate como puedas!". ¿Verdad que no? El proceso que seguimos es mucho más progresivo. El primer día quizá ni conduzcamos. Nos enseñarán lo básico: mecánica básica, cuadro de luces, controles, pedales, marchas... Luego conduciremos por zonas prácticamente aisladas del tráfico: polígonos, zonas restringidas, etc. Y conforme vayamos cogiendo confianza iremos acercándonos al centro.
Cuando hago un taller de correa, el planteamiento es muy similar. Muchas veces tenemos que re-aprender a utilizar la correa, y para ello es mejor empezar desde cero. Sin malos hábitos. Igual que conducir, llevar bien la correa no es difícil una vez has aprendido, pero el proceso de aprendizaje es de vital importancia.
Salvando todas las distancias obvias que hay entre conducir un coche y pasear con un perro, es un ejemplo que me sirve para hacer entender el proceso de aprendizaje que seguimos en los talleres y en las visitas en las que planteo cambios relacionados con el paseo y con la gestión de la correa.
Pasear por zonas tranquilas nos permitirá conocer mejor al animal y a su vez, el perro podrá pasear más relajadamente y disfrutará más del paseo. Fortaleceremos el vínculo, ganaremos confianza mutua y poco a poco nos estaremos preparando para afrontar retos mayores (calles o zonas más transitadas).
No se trata de pasear eternamente por zonas solitarias, sino de empezar de cero. Con la actitud y las herramientas adecuadas, en poco tiempo estaremos preparados para afrontar situaciones mucho más complejas y veremos a un perro mucho más resolutivo y maduro.
Salud y hasta pronto!!
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