jueves, 23 de febrero de 2012

Luna y el gato juguetón

Durante mucho tiempo he pensado que Luna odiaba a los gatos. Que si por ella fuera, se los comería. Sus reacciones delante de ellos siempre han sido muy exageradas y escandalosas. Llora, gruñe, ladra...

Ayer vi claro que estaba muy equivocado. Hace unas semanas, en un seminario de DogStar, Jose Luis contó una anécdota relacionada con los perros y los gatos, anécdota con la cual me siento muy identificado.

El caso es que ayer, durante el paseo, Luna y yo nos topamos con un gato "juguetón". Ella no se dio cuenta hasta pasado un rato, pero yo sí. El gato nos estaba siguiendo desde lo alto de un muro. Luna y yo caminábamos paralelamente al muro, ella con la nariz pegada al suelo y yo mirando de reojo al gato. Cuando Luna se paraba a oler algo, el gato también paraba en su avance.

Recorridos varios metros, el gato se encontró con el final del muro: llegó a la puerta, que con su pérgola y sus pilares hacían imposible que el gato nos siguiese como hasta ese momento. Cuando llegó a la puerta, el gato saltó hacia dentro de la casa (nosotros estabamos por fuera) y pensé: "ya está, ya se ha ido... suerte que Luna no lo ha visto!"
Pero el gato sólo habia empezado a divertirse... a los pocos segundos de haber saltado hacia la casa, ví asomar entre los barrotes de la puerta una cabecita. Era él... se aseguró de que Luna estubiera lo suficientemente lejos como para que pudiera salir tranquilamente y volver si se sentía amenazado.

Mi sorpresa fue aun mayor cuando ví que el gato ¡se dirigía a Luna! ella estaba a unos 5-7 metros por delante de mí, y el gato pasó por mi lado sin siquiera mirarme y en una posición corporal como de "alerta". Se movía a pasos cortos pero rápidos. Iba avanzando y parando. Se detuvo a una distancia prudencial de Luna. Ella seguia buscando olores y no se había percatado de que tenía un gato a escasos metros.

Para evitar que la situación fuera a mayores, me interpuse lentamente entre Luna y el gato, a lo que éste respondió mirándome (¡por fin!). Creí haber "controlado" la situación, asi que me alejé un poco y llamé a Luna para que me siguiera. Pero ya era tarde, cuando me volví para ver qué hacia Luna, ésta estaba mirando fijamente al gato. Estaban a un metro de distancia. Ambos sueltos, sin ninguna correa, en un espacio amplio.

Estuvieron así un segundo o dos (aunque a mí me pareció una eternidad). Ambos estaban quietos, congelados, mirándose fijamente. Yo ya no llamé a Luna, ¿para qué? simplemente me limité a observar. El gato no corria un peligro real, ya que tenia muchas escapatorias y era mucho más veloz y ágil que Luna.

Pasado ese momento de "congelación", Luna empezó a menear su rabito y a gruñir. Al mismo tiempo empezó a moverse en círculos alrededor del gato, como si fuera un tiburón rodeando una presa. Dió como 4 o 5 vueltas completas, con un radio de un metro aproximadamente desde el gato hasta ella. El gato le seguía con la mirada y con el cuerpo, pero no salía del círculo que marcaba Luna. Hasta que en un momento determinado, no sé que pasaría, el gato echó a correr hacia la puerta y Luna detrás.

Luna empezó a ladrar cuando vio que no tenia acceso al gato. Éste se metió de un salto dentro de la casa, y Luna empezó a ladrarle desde la puerta. Ladró durante unos segundos, y luego volvió al lugar donde momentos antes habían estado quietos. Su nariz estaba más enganchada al suelo de lo habitual, siguiendo el rastro, y repitiendo la ruta varias veces: del círculo a la puerta y de la puerta al círculo.

Tras unos minutos de calma, Luna se acercó donde yo estaba. Iba con la lengua fuera y con una cara de: "¿has visto? ¡casi lo pillo!" no estaba alterada o reactiva, ¡estaba contenta!

Y entonces, de camino a casa, se me ocurrieron varias cosas:


1- Luna siempre que ha reaccionado mal con gatos es por que va con correa, cosa que la limita enseguida y no puede acceder al gato NUNCA.

2- La idea de que Luna odia los gatos era exclusivamente mia, creo que ella no piensa así, ni lo ha hecho nunca...

3- Los perros y los gatos hablan entre sí, dejando a los humanos completamente al margen.
4- El momento "congelación" entre Luna y el gato fue como la anécdota que explicó Jose Luis en el seminario, en la que se dió una situación parecida y ambos animales se miraban en plan "tu eres un gato, te toca correr delante ¿no? yo voy detrás, pero va, corre! que si no esto es muy aburrido..."

Una vez más, Luna me dio una lección de vida...
La he querido compartir con
tod@s por si alguien también cree que su perro/a odia los gatos. Así, habiendo leído esto, tenemos otra cosa en la que pensar...

2 comentarios:

  1. Me ha encantado! :)

    Yo tengo una perra, Luna tambien, y dos gatos, y se llevan genial, juegan, corretean, duermen juntos, se lavan..son una pasada, definitivamente la idea de que se llevan mal es totalmente humana.

    un saludo!

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